Es necesario entender que el lenguaje no sólo permite decir cosas, sino también hacer cosas. A través del lenguaje podemos persuadir, convencer, alabar, amenazar, exagerar o engañar, entre muchas otras. Las comunidades emplean estos usos del lenguaje para, por ejemplo, legitimarse, obtener reconocimiento, perpetuar su discurso sobre ciertos objetos teóricos y más. Estos son apenas algunos de los objetivos sociales que persiguen.
Para lograrlo, los usos específicos del lenguaje de las comunidades tienen que ser reconocibles. Es por esto por lo que sólo aquellos usos relativamente estables son los que adquieren el estatus de género discursivo. En este sentido, las producciones discursivas de los sujetos -sea a través de escritura u oralidad- siguen una serie de pasos que nos permiten identificarlas como ejemplares de algún género. A esta serie de pasos la llamamos estructura retórica.
Estas estructuras permiten organizar los recursos de lenguaje empleados y son precisamente la forma prototípica en la que se realiza un género discursivo. Piensa, por ejemplo, en un cuento. En este encontramos la siguiente estructura: introducción, nudo y desenlace. En la introducción, el autor generalmente presenta a los personajes, expone sus características y motivaciones, y describe los lugares en los que la historia se desarrolla. En el nudo, el autor rompe la situación usualmente armoniosa evocada en la introducción, introduce al villano del cuento o una situación problemática que lleva a los protagonistas a cambiar su manera de hacer, de ver o estar en el mundo para enfrentarse al villano o para resolver la situación problemática. Por último, en el desenlace el autor narra las consecuencias producto de las acciones de los protagonistas enfrentados al villano o a la situación problemática. Casi todos los cuentos, particularmente los de la literatura infantil, tienen esta estructura retórica. Esto es lo que hace reconocible al género discursivo.
Consecuentemente, los escritores deben tener en mente el objetivo social que persiguen con su escritura para así seleccionar el género discursivo más adecuado para tal fin. Una vez hecho esto, deben conocer su estructura retórica, qué cosas se escriben en cada uno de sus apartados, cómo se escriben y para qué se escriben así. En suma, se trata de un conocimiento que se va adquiriendo gradualmente en la medida en la que el escritor se enfrenta a la producción de dicho género. Pero también es algo que se puede enseñar desde la docencia.
2 Replies to “EL GÉNERO DISCURSIVO”
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EL LECTOR – Letramento
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