El último factor, aunque no el menos importante, es el escritor mismo. Qué tanto conocimiento tiene sobre el tema del que escribe, qué tan familiarizado está en la escritura del género discursivo que empleará para lograr el objetivo perseguido, qué tanto es capaz de adecuar su escrito para un tipo de lector específico, qué rol juega dentro de la comunidad para la que escribe… Todo esto puede resumirse en qué tan satisfactoriamente el escritor puede adecuar su texto para una situación comunicativa particular.
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